20.12.09
Cadenas que se rompen por voluntad propia.
A veces intentamos protegernos a nosotros mismos de los demás. Intentamos pasar inadvertidos cuando estamos rodeados de seres como uno mismo. Intentamos apartar de nuestro lado aquello que nos hace daño; otras, sin embargo, perseguimos ese mismo dolor. Intentamos saborear, quizás, unos pocos momentos que podemos tener para nosotros solos, unos pocos momentos que sentimos que estamos a gusto: hasta que nos miramos al espejo y volvemos a ver esas imperfecciones. Luego, de repente, sentimos que ese candado ha sido... violado, lo han descubierto, lo han abierto, lo han mancillado. ¿Procuraste si quiera cambiar la combinación tras una noche de embriaguez? Puede que no siempre estemos intentando ser invisibles, puede que haya momentos que necesitemos dejar entrar la luz a través de esas cadenas.
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