No siempre son necesarios veinte o cien años. Ni siquiera la eternidad.
Una semana, quizás. O una noche. En realidad... casi siempre más tiempo
del que queremos ser conscientes.
Pero hay ocasiones, alguna que otra, muy pocas, en las que con un
segundo, una mirada, una sonrisa, un "encantada de conocerte",... no
necesitas nada más para saber que tu vida ha cambiado para siempre.
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