Un amo lanza el hueso hacia arriba y hacia delante. Sonríe por su buen tiro, orgulloso.
- ¡Corre, Bruno! ¡Corre a cogerlo! ¡Vamos, chico!
A su vez, un perro olisquea la hierba, levanta el hocico del suelo, mira el lugar en el que ha caído el hueso y vuelve a su labor.
- Ya iré a buscarlo. Total, no va a moverse de ahí.
Un hueso vuela por los aires girando sobre sí mismo. Cae al suelo unos metros más allá desde donde ha sido lanzado.
- ¡Ay! Se estaba mejor en la tienda de mascotas. Casi parecía tener más valor.
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